domingo, 15 de marzo de 2009

Lo que estoy leyendo

"El hombre, salido de la Tierra, se ha dispersado por los planetas de la galaxia. La capital del Imperio es Trántor, centro de todas las intrigas, símbolo de la corrupción imperial. Un pisco-historiador –Hari Seldon- prevé gracias a su ciencia fundada en el estudio matemático de los hechos históricos, el derrumbamiento del Imperio y el retorno a la barbarie por varios milenos. Seldon tiene entonces la idea de crear dos Fundaciones situadas en cada extremo de la galaxia a fin de reducir este período de barbarie a sólo mil años."
Así de fantasioso es el comentario de contratapa del primer libro de la "saga de las Fundaciones", una trilogía al comienzo y finalmente una tetralogía de ciencia ficción, escrita por el genial Isaac Asimov. Y no estoy hablando de cualquier novela. En 1966, en la 24° Convención Mundial de Ciencia Ficción, la Trilogía de las Fundaciones ganó el premio Hugo a la mejor serie de novelas del género. El premio se llama Hugo en honor a Hugo Gernsback, pionero de este tipo de literatura y creador del término ciencia ficción.
La trilogía se compone de: "Fundación", "Fundación e Imperio" y "Segunda Fundación". El cuarto libro se llama "Fundación y Tierra". Leí todo por primera vez allá por 1994 y ahora las estoy leyendo nuevamente. Ya terminé con el primer libro y voy por la mitad del segundo, justo donde está apareciendo uno de los personajes principales y quizá el más importante alrededor del cual está construida toda la historia de la saga.
Personalmente no me parece lo mejor de la ciencia ficción que haya leído, ni tampoco lo mejor de Asimov. Pero entretiene a quienes gustan de este tipo de lectura. Hay hasta cuentos cortos de Asimov que tienen una historia mucho más original y atrapante que esta, pero en fin, tampoco se le puede sacar el mérito de ser la primera serie de novelas en ganar el premio Hugo.
Si quieren mi opinión de algo mucho más atrapante, les puedo recomendar "Cita con Rama", de Arthur Clarke, y tres o cuatro novelas que le siguen que ahora no recuerdo cómo se llaman ni dónde las tengo (no me pidan que me levante a buscarlas, anoche me agarró un calambre en la pierna izquierda tan fuerte que ahora estoy como si me hubiera pasado por encima una tropilla de cachalotes montados en elefantes… ¡qué loco, no! ¿Se imaginan una estampida así?).

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