miércoles, 30 de junio de 2010

Di quella pira

Formidable compositor, Giuseppe Verdi.
Impresionante ópera, Il Trovatore. Tiene un único problema: el argumento es tan complicado que no vale la pena entender qué están diciendo. Es mejor disfrutar la música y el canto.
Excelente intérprete: Luciano Pavarotti.
Famosísima e inolvidable aria: Di quella pira, que aquí les traigo para disfrutar. Es uno de los ejemplos de arias difíciles donde se destacan los buenos y "mueren" los mediocres.
Cada vez que la escucho se me pone la "piel de gallina".


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domingo, 27 de junio de 2010

“¡Esto es terible, terible!” (*)

3 – 1

Argentina – México

27-Junio-2010

Y seguimos invictos… (pero por las dudas, no digo más).

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(*) M. Bonelli dixit

miércoles, 23 de junio de 2010

Votollo

Pesado como collar de melones.

Churros rellenos con dulce de leche, peceto mechado con panceta, pollo relleno con jamón y queso… no existen… se quedan cortos.

No sabía que el arte culinario había creado un monstruo de tal poder calórico, pero por lo visto siempre hay tiempo para recibir sorpresas: sepan ustedes que existe algo llamado “Turducken”, palabra inventada proveniente de las inglesas turkey, duck y chicken.

Resulta que el turducken es un pavo deshuesado relleno con un pato deshuesado relleno con un pollo deshuesado, relleno con pan rallado y salchicha y otros ingredientes menores a gusto del cocinero y adecuados para llenar los espacios libres que queden en medio de esa orgía avícola, si es que puede quedar espacio para algo después de enhebrar un pollo dentro de un pato dentro de un pavo.

¿Ustedes se animan? Bueno, la versión vernácula castellanizada podría llamarse votollo (por pavo, pato y pollo, claro). Y podría estar rellena además de morcilla, menuditos de las tres aves ensartadas una dentro de la otra, y para agregarle un toque más local aún podríamos envolver todo en tierno matambre. ¿Qué tal?

Una sola porción y te garantiza una siesta de al menos tres horas.

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domingo, 20 de junio de 2010

Aquí también hace frío

Estoy en mi ciudad natal, disfrutando del fin de semana largo y festejando el Día del Padre.
A propósito, feliz día para todos los padres.
También es el Día de la Bandera, pero en este caso no hay a quien saludar.

El tema del día: hace mucho frío y hay mucho viento. Apenas hay sol.

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jueves, 17 de junio de 2010

Igor Stravinsky (1882-1971)

Un día como hoy, 17 de junio, pero de 1882, nacía en Rusia Igor Stravinsky. Fue compositor y director de orquesta y uno de los músicos más sobresalientes del siglo XX.

Es principalmente conocido en todo el mundo por ser el autor de la música de tres ballets más que famosos: El Pájaro de Fuego (1910), Petrushka (1911) y La Consagración de la Primavera (1913). Este último ballet en dos actos fue tan revolucionario, por la misma composición musical y por la puesta en escena, que durante el primer acto del día del estreno el público se agarró a las trompadas y para la segunda función hubo que poner guardia policial dentro de la sala.

Aunque escuchar la música de este ballet es uno de los pasos iniciales para acostumbrar el oído a las composiciones del siglo XX, no pretendo ser tan extremista en este blog.
En cambio les ofrezco un poco de El Pájaro de Fuego, de un estilo más "clásico" y por lo tanto, más "digerible".
Para disfrutar simultáneamente de la mejor animación en cine, les traigo la última escena de la película de Disney "Fantasía 2000", estrenada en el año 2000 desde luego, a modo de homenaje de los 60 años del estreno de la primera y original Fantasia, de 1940.



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lunes, 14 de junio de 2010

Música para mirar

Algo que siempre me pregunto es cómo hace alguien para componer música, sobre todo cómo hace un músico para componer una sinfonía en la que intervienen muchos instrumentos diferentes que ejecutan diferentes cosas en simultáneo.

Estamos de acuerdo, supongo, que hubo compositores buenos, otros muy buenos, otros excelentes y algunos genios. No todas las sinfonías son iguales en complejidad y creatividad, pero tampoco lo son en el éxito que han tenido a lo largos de años, décadas o inclusive siglos. Además de alguna que otra moda por un compositor, o de las circunstancias en las que fue estrenada, cada sinfonía exitosa debe tener ese ingrediente que la hizo sobresalir del resto o que hizo que fuera irresistible para el oído humano.
De uno u otro modo, no tengo dudas de que la sinfonía es una de las composiciones más complejas de la música, si no es la más. Y crearlas no debe ser sencillo para un mortal normal.

Parte de la intriga acerca de cómo se hace para crear una composición tan compleja se debe a que no tengo formación en teoría musical. Igualmente si la tuviera, mi admiración hacia esos genios no sería menor.

¿Se han puesto a pensar todo lo que sucede simultáneamente en una sinfonía? Bueno, yo no se los puedo explicar con notación musical o enunciados técnicos por el estilo, pero encontré un video que muestra diferentes canales de una grabación y permite apreciar lo que el compositor debió pensar por separado y a la vez todo junto.

Lo que sigue es la representación del primer movimiento de la Sinfonía Nro. 5 de Beethoven, tan famosa que hasta está de más mencionar su nombre. Si no quieren escucharla toda, al menos aguanten hasta que se pone un poco más compleja y allí podrán ver todo lo que "sucede" en la partitura. Sí, dije bien, acomódense y "miren" este fragmento.

Con razón más de uno terminaba loco si es que no lo era antes de comenzar su carrera...



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domingo, 13 de junio de 2010

Mambo



Gérard Darmon, actor francés, cantando esta pegadiza canción llamada Mambo Italiano, en una emisión del Show de Los Muppets.
¡Delicioso!

A continuación otra versión, bastante anterior, cantada por Rosemary Clooney, cantante norteamericana y tía del actor George Clooney:



¡No digan que al menos no se les están moviendo los pies!

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sábado, 12 de junio de 2010

Mundial Sudáfrica 2010

¡Bien Argentina!
Primera lección pasada con éxito. Unos días de respiro esperando al siguiente partido (para mí, claro, así recompongo mis valores de presión arterial y otros parámetros fisiológicos y mentales).

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jueves, 10 de junio de 2010

Cubiertos eran los de antes

No me considero miedoso, aunque soy desconfiado y ansioso. Sólo estas dos cosas son más que suficientes como para generar situaciones de stress cuando uno tiene que subirse a un avión.

En mi caso sin duda lo son, sobre todo lo fueron en la primera vez. Ahora, con varios vuelos en mi haber, el nivel de ansiedad es mínimo y miedo no tengo.
La primera vez fue en la era del "1 a 1" (¿se acuerdan de esa época?) y gracias a un amigo que me dijo:

- "¿Vamos a Europa?"
- "Bueno...",  le dije. Y allí fuimos.

Claro que no fue tan fácil la decisión. Tuve que hacer algunas cuentas... la plata no estaba toda a la vista. Luego, pedir permiso en el trabajo y organizar el viaje. No iría a ningún lugar sin antes un mínimo de organización. Para los que no me conocen, les comento que ese mínimo de planeamiento, comparándolo con la media de planes que hace el común de la gente, se parece más a la administración de un proyecto de la NASA que a una lista de cosas para llevar en la valija (lista que también fue confeccionada con riguroso detalle).

Mi bautismo en la aviación fue allá por los primeros días de Octubre de 1995. La verdad, no recuerdo el día exacto. Creo que tampoco importa.
Salimos de Ezeiza con rumbo a Madrid.
En este viaje de ida tuvimos la suerte de que nos asignaran los asientos que están junto a la salida de emergencia, sobre una de las alas del avión. Por un lado, eso fue un pequeño aporte de calma a mi ansiedad para el hipotético caso de que tuviera que salir por allí durante una emergencia. Pero lo más tangible y disfrutable, fue que teníamos como 2 metros de espacio hacia adelante para estirar las piernas, cosa que no podía hacer ninguno de los otros pasajeros de clase turista, salvo los que estaban sobre la (¿o el?) otra ala.

Recuerdo que el vuelo partía a la tarde y llegaba a la mañana siguiente muy temprano a Madrid. Como íbamos en contra de la luz, oscureció bastante rápido y nos dieron de cenar, así los que quisieran dormir lo hacían sin muchas demoras. De paso, ahorraban luz y las azafatas también se iban a dormir.

En esa época libre de los peligros del terrorismo, la vajilla y los cubiertos eran de verdad: de loza y de acero. Así que la cenar en un asiento de clase turista era un poco más incómodo que ahora porque había que manejar más peso en el reducido espacio de la bandeja. En mi caso, clasificable como tipo "cielorraso de arpillera" (panza por todos lados), la tarea de alimentarme se complica un poco más. Igual nunca he dejado de comer nada que se pudiera masticar del contenido de las bandejas de los aviones.

Lo otro que complica comer en un avión es que el avión está en el aire, y aunque uno no quiera, él hace uso de todo su derecho a moverse. La tradición marca que en el momento que te están por entregar tu bandeja, aparece la turbulencia y entonces puede pasar alguna de dos cosas: que la azafata dé media vuelta y te deje sin comer o que si ya te la ha entregado, igual pegue media vuelta y te deje a vos con la tarea de hacer equilibrio y comerte y beberte todo en 17 segundos para que los ravioles a la boloñesa no terminen sobre tus piernas (o tu cabeza si la turbulencia es grande).

Volviendo a la ansiedad y a los pequeños mieditos (recuerden que yo no los tengo a estos últimos, ja ja), la primera vez en un avión los ojos se dilatan hasta parecer huevos fritos y las orejas dos radares. Nada de lo que se ve o se oye es normal en tierra. Claro, es un avión. No obstante eso, todo lo que se ve y se oye es motivo de duda y a los pocos minutos de despegar ya tenés hasta el culo lleno de preguntas... (¿no es fino?).

Así me pasó en mi primer vuelo. Pero por fortuna no sólo llegamos sanos y salvos, sino que terminó siendo muy divertido: casi vomito, pero no por turbulencia sino de la risa...
Estábamos cenando con una casi milagrosa ausencia de turbulencia apreciable, cuando en un momento que levanto mi cabeza para estirar el cuello y dejar bajar un bodoque de lo que estaba masticando, escucho un ruido muy seco y fuerte a mi derecha, sobre el ala del avión, pero que parecía provenir del interior de la cabina, no del ala. Eso me sobresaltó bastante. No había sido un ruido normal. El bolo alimenticio bajó derecho al estómago sin que me diera cuenta.

Pocos milisegundos después del primer golpe (sí, hubo otro), veo algo que pasa delante de mis ojos a velocidad supersónica y emitiendo cierto brillo, o al menos eso me pareció en esa fracción de segundo.

Inmediatamente escucho el segundo ruido, casi tan fuerte como el primero, pero esta vez proveniente del lado izquierdo, justo en la pared de un conjunto de baños ubicados en el centro de la, -a esta altura de los acontecimientos- maldita aeronave. Si había alguien dentro de alguno de los baños haciendo lo primero, seguro que se hizo lo segundo encima. Yo terminé la digestión de la cena (que aún no había comido completamente) justo en ese instante.

Lo que creí ver en la fracción de tiempo siguiente fue algo que pasó por sobre mi cabeza y se dirigía hacia atrás, sin saber exactamente a dónde fue a parar.

Casi a punto de completar el ciclo alimenticio, y hacer lo segundo allí mismo, sin ir al baño, giré mi cabeza hacia mi derecha y pregunté:

- “Gervasio… ¿qué fue eso?” (el nombre no es real, para proteger la identidad del “delincuente”).
- “¡Callate! ¡Callate!”, me dijo, tratando de esconderse adentro del paquete de 20 gramos de manteca.
- “Pero ¿no viste ni oíste nada?... Algo se rompió…”

Ya en ese momento mi compañero de viaje estaba revolcándose en su asiento, en un ataque incontenible de risa. Yo lo miraba como diciendo ¿habré elegido el mismo menú que él?
Pasaron varios minutos hasta que Carlos (no, dije que era Gervasio, bueno es lo mismo) pudo hablar y contarme. Yo, como el avión no había comenzado a caer, deduje que no había sido grave y seguí comiendo.

Él no quería que los “ponjas” sentados detrás se avivaran de lo que había pasado y por qué había sucedido. Yo no entendía nada, y menos cómo no se iban a enterar con el estruendo que había generado.

Al final, cuando todo se calmó, me pidió mi cuchara para comer el postre.

- “¿Y tu cuchara dónde está? ¿No te dieron una?”, le pregunté.
- “No sé dónde fue a parar…”, respondió entre risas.

Cuando nos animamos, nos paramos como haciendo que queríamos estirar las piernas y verificamos que la misma no estaba incrustada entre los ojos del que estaba sentado detrás de mí. Gracias a Dios, no. Creo que el ponja era sordo…

La cuchara había salido de las manos de Alberto (bueno, el mismo que antes pero con otro nombre para seguir despistando) como consecuencia de una combinación de apuro, hambre, ansiedad, nerviosismo y lisa y llana brutalidad manual…
Con una aceleración que ninguno de los dos comprendió nunca, la cuchara salió hacia nuestra derecha, golpeó el lateral de la cabina, rebotó como tres metros pasando por delante de mi cabeza pero con cierta inclinación, como alejándose de mí, golpeó por segunda vez en la pared de la izquierda (al centro del avión, en realidad), rebotó nuevamente y sin perder demasiada altura pasó (en dirección francamente descendente) por arriba de mí aterrizando aún no sabemos dónde.

Ustedes dirán: una cuchara de postre no puede hacer tanto escándalo. Nosotros tampoco lo entendemos, pero les puedo asegurar que se escuchó como si el avión se estuviera rajando en cuatro partes. Y aún siendo menos importante de lo que pude haber percibido en ese momento, les puedo asegurar que siendo mi vuelo inaugural fue suficiente para no olvidarme nunca de esta anécdota aeronáutica.

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miércoles, 9 de junio de 2010

Carl Nielsen (1865-1931)

Carl Nielsen, compositor nacido en Dinamarca un día como hoy, 9 de junio pero de 1865, es uno de esos que descubrí hace algunos años cuando me arriesgué y compré un CD con dos sinfonías suyas.
Apenas escuché algunos fragmentos me di cuenta que me iba a gustar mucho, o bastante, para no exagerar.

Otro escandinavo que me gusta es Jean Sibelius, de Finlandia, pero esa es otra historia.

Nielsen creció en una familia relativamente pobre, no obstante eso pudo estudiar violín y piano. Nunca estudió composición.

Es conocido principalmente por sus seis sinfonías, la más famosa de ellas es la Nro. 4 titulada "Inextinguible".

También compuso algunas óperas, conciertos y varias canciones populares danesas. Lo que sigue es un fragmento de su obra "Aladdin" que es música adicional para el drama del poeta Adam Oehlenschläger. Probablemente hayan escuchado esto alguna vez, sin saber qué era.



Fuentes:
www.wikipedia.org
www.classical.net
www.youtube.com

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lunes, 7 de junio de 2010

Sale chabón de montaña, entra morocha de arena

Acción, acción, acción, acción, más acción, mucha acción… Son casi dos horas de correr, saltar, rodar, rebotar, cabalgar y matar.
Eso sí, no se ve una sola gota de sangre, aunque sí algo apenas rojo que no gotea, ni chorrea, ni nada. ¿Será porque es una película de Disney? Puede ser, quién sabe.

El Príncipe de Persia es una película de aventuras en los desiertos de Persia y sobre la arena, protagonizada por Jake Gyllenhaal (el de Secreto en la montaña). En realidad está filmada en Marruecos, pero la magia del cine nos lleva a otros reinos y siglos pasados hace mucho, mucho.
Completan el elenco: Gemma Arterton, como la princesa Tamina, la morocha que le hace "ojitos" al príncipito y lo "caga a palos" durante casi toda la película, y Sir Ben Kingsley, que no necesita presentación por lo famoso que es.

Algo es indiscutible: no hay tiempo de aburrirse. La acción y en menor medida la historia entretienen adecuadamente al espectador desde el principio hasta el final.
Buena música, que acompaña bien a la acción. Buenas escenografías y exteriores (aunque como siempre digo, no es posible detectar dónde son reales y dónde son simplemente fondos verdes y efectos de diseño gráfico). De todos modos, la fotografía, real o diseñada es muy buena.



La historia de la película está basada en el argumento de un video juego y por eso es probable que aunque el mismo sea una fantasía, los detalles argumentales vayan un paso más allá, llegando a rozar –casi al final del film- un “bolazo” importante. Igual zafa, se puede perdonar.

En resumen, es una buena película de acción y aventuras que entretiene. Si me presionan un poco hasta diría que es muy buena. La recomiendo.
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domingo, 6 de junio de 2010

Epitafios

"Aquí yace Moliere, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien"
(Moliere)

"Feo, fuerte y formal"
(John Wayne)

"Si queréis los mejores elogios, moríos"
(Enrique Jardiel Poncela)

"Ya decía yo que ese médico no valía mucho"
(Miguel Mihura, escritor de comedias)

"RIP, RIP, ¡Hurra!"
(de Groucho Marx a su suegra)

"Si no viví más fue porque no me dio tiempo"
(Marqués de Sade)

"Una tumba es suficiente para quien el Universo no bastara"
(Alejandro Magno)

"... Y no tengan miedo"
(Jorge Luis Borges)

Fuente: Wikiquote

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sábado, 5 de junio de 2010

Lectura de diarios

Generalmente no miro noticias en TV. Me mantengo informado leyendo los sitios web de los diarios de Buenos Aires.

Trato de mantener mi salud mental por lo que no suelo leer las noticias completas, sino los títulos. Cuando veo uno que parece interesante o trascendente profundizo abriendo la nota y leyendo más. Aún así, no siempre la leo completa.

Tampoco leo un solo diario. Normalmente son tres o cuatro. Lo hago porque siempre me acuerdo de eso que decía Mafalda… “Los diarios dicen la mitad de lo que pasa, y si a eso le sumamos que la mitad de lo que dicen es mentira… ¿¡qué nos queda!?”

Para amenizar la lectura suelo leer MinutoUno.com, más que para informarme, para divertirme. Y mientras miro y leo hago un ejercicio mental que me resulta bastante gracioso: imaginarme las noticias mezclando los títulos con las fotos, que en este diario son bastante numerosas. No necesito hacer esto para que el contenido sea divertido, algunos títulos y noticias son tan ridículos que no se requiere más que mirar el original, pero de sólo ver ese sitio web mi imaginación comienza a volar y a generar cosas como esta:

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Variante que se me acaba de ocurrir: las dos primeras fotos podrían intercambiarse entre sí y también tendría lógica.

¿Estaré medio chapita o es un mecanismo de defensa contra la realidad K?

La verdad… no me interesa averiguarlo. Soy feliz así.

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jueves, 3 de junio de 2010

Te hacemos la fiestita

Mirta Legrand festejó sus 42 años de TV desde el Teatro Colón…

Mauricio Macri y Mirtha Legrand, en el Colón

Macri, Legrand: ¡se fueron a la mierda!

¿Cuál es la próxima fiesta? ¿Halloween en el Cementerio de la Recoleta? ¿Una despedida de soltero en el Cabildo?

¡Déjense de joder!

Y como dijo Salvador Dalí:

- “¡Este chico, pase lo que pase, tiene que morir cubierto de piojos!”

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Finito como churrasco de víbora

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La ópera "La flauta mágica" es una de las más famosas que compuso Wolfgang A. Mozart. En realidad, más que una ópera es precisamente un singspiel, tipo de obra de origen alemán que es una mezcla entre teatro y ópera, ya que contiene muchos fragmentos hablados entre medio de los cantados.
Es la última ópera de Mozart, la estrenó dos meses antes de morir.

Esta ópera tiene además una de las arias para soprano con notas más altas, es decir, sonidos agudos, lo que la hace muy exigente y no cualquier cantante puede abordarla. El fragmento que sigue es justamente el aria de "La Reina de la Noche". No suban mucho el volumen, o alejen las copas de cristal que tengan cerca de la computadora...



No, no acaba de poner un huevo. Le estaba pidiendo a la hija que asesine a Sorastro, uno de los personajes de la historia de esta ópera.
La flauta mágica tiene un argumento extraño, de cuento de hadas, pero a la vez considerada por muchos como una guía de iniciación a la masonería, o al menos con mucho simbolismo masónico. Fue compuesta justo en momentos en que el imperio austro-húngaro intentaba prohibir la masonería.

Independiente de ese simbolismo, esta obra se presta para el uso de infinidad de recursos escénicos en su representación, incluso humorísticos. Aquí va un ejemplo de ello...



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martes, 1 de junio de 2010

Nueva imagen

Me cansé de la plantilla del blog y la cambié por otra.
Esta parece más sencilla y me gustó. También le saqué algunos elementos (si no se dan cuenta cuáles confirmo que no tenía motivos para dejarlos).
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Leve mejoría

Alguien le avisó y el corrector editó la nota para que el título estuviera correctamente escrito.
Pero no es sencillo, no se puede pedir tanta eficiencia… al segundo día estamos con un acento menos, pero aún sobra uno.
¿Tardarán mucho más en darse cuenta?

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