domingo, 22 de febrero de 2009

Y llovía... llovía...

Sigue lloviendo en Buenos Aires... Ayer sábado hubo algunas horas de respiro, pero desde anoche que está lloviendo sin parar. ¡Qué lindo que es dormir mientras llueve! ¿Por qué será? ¿Les pasa lo mismo? Es el único caso que disfruto ya que no me gusta estar en la calle cuando llueve y mucho menos mojarme. Y menos que menos mojarme la cara... Y sí, cada "loco con su tema". Hay gente que considera romántica a la lluvia, no es mi caso. Para mí es un mal necesario que soporto bien mientras esté "a salvo" en mi casa, así no me mojo para llegar a ella. Hablando de lluvia y de romanticismo, Beethoven juntó ambas cosas en una de sus sinfonías: la sexta. De más está decir que esta sinfonía es otra de sus obras maestras, describe un día de campo con enamorados, pastores, florcitas, pájaros, mariposas, y "redepente" (como diría Niní Marshall) una tormenta feroz (por no decir de la puta madre que quedaría feo) que arma un desparramo de gente sin igual. Para quienes disfrutamos la música clásica, este es un buen ejemplo de música descriptiva. Uno se puede ir imaginando la escena a lo largo de toda la sinfonía. Y agradecer que está en un teatro o en su casa y no allí afuera con esa pobre gente toda empapada de agua. En fin, no se me ocurre nada más con respecto a la lluvia. Si quieren otro ejemplo de música clásica descriptiva, escuchen "Cuadros de una exposición" de Modest Mussorgsky, uno de los buenos compositores que nos dio Rusia. ¡Feliz Domingo!

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