lunes, 23 de febrero de 2009

Un poco de humor (IV)

Era un príncipe tan, pero tan boludo, que la Cenicienta se fue de la fiesta a las diez menos cuarto. - Doctor, ¿qué puedo hacer para que los supositorios no me hagan tanto daño? - Pues, ¡sáquelos de la caja, Pepe! - Oí que te acabas de casar. - Sí, por cuarta vez. - ¿Qué les ocurrió a tus mujeres anteriores? - Todas murieron. - ¿Cómo? - Mi primera mujer comió hongos envenenados. - ¡Terrible! ¿Y la segunda? - Comió hongos envenenados. - Y la tercera ¿también comió hongos envenenados? - No, se rompió el cuello. - Entiendo: un accidente. - No exactamente: ¡no quiso comer los hongos! El negrito Leroy encontró una lata de pintura blanca y se pintó completamente de ese color. - ¡Mirá, mamá, soy blanco! ¡Soy blanco! - ¡Maldición Leroy! Tú eres negro como el carbón y no debes olvidarlo jamás. ¡Ve ya mismo a quitarte esa pintura! Leroy, al borde las lágrimas corrió hacia su padre. - ¡Mira papá! ¡Soy blanco, soy blanco! - ¡Maldición Leroy! ¿Eres tonto o qué? ¡Ya mismo te quitas esa pintura o te castigaré con mi cinturón! - ¿Te das cuenta, papá? Hace apenas cinco minutos que soy blanco y ya empiezo a odiarlos con todas mis fuerzas, ¡negros hijos de puta!

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