viernes, 4 de febrero de 2011

Dentista de primera

Hoy fui nuevamente a una consulta con mi dentista (odontóloga suena más académico, no?), la misma a la que voy desde hace varios meses, casi un año creo.

Me la recomendó una colega del trabajo, en una época en la que yo me encontraba muy decepcionado con mis experiencias odontológicas anteriores. No tanto por la calidad profesional de los que había consultado, sino porque no tenían equipos de rayos X.
Y sí, los que me conocen, saben que ese tipo de cosas puede generar una crítica negativa de mi parte, que suelo prestar atención a muchos detalles.

Lo cierto es que en mi caso, ese no es un detalle menor. Estuve como 10 años boyando por diferentes dentistas y ninguno tenía equipos para tomar placas radiográficas. Y lo peor, es que todos las usaban, lo que significa que cada vez que iba a una consulta, tenía que ir a otro lugar a hacerme una placa, esperarla, y volver al consultorio del dentista, ese u otro día. ¡Un embole descomunal!

Mi nueva dentista no sólo es buena profesional (hasta ahora no me demostró lo contrario) sino que tiene equipo de rayos X. No se imaginan mi satisfacción y alegría cuando llegué por primera vez y lo vi. En ese momento dije: ¡Me quedo con esta, aunque sea carnicera!
Y bueno, así fue.

Hoy en cuanto llegué me dijo:
- Abrí la boca. - (¿qué otra cosa pudo haberme dicho?)
- Ughgdhhhhfshhhhgggggguuugggghhhggguuuu (¿qué otra cosa pude decir yo con un mano adentro de la boca?)

Tomó el tubo de rayos X, lo puso en mi cara y agarró la típica plaquita que te mete en la boca apoyándola contra la encía y presionando contra el nacimiento de la lengua (estamos en el maxilar inferior)... ¡Claro, a ella no le duele!
Luego con la otra manó tomó el cable del tubo y disparó el rayo.
Pero... en lugar de llamar a la asistente para que revelara la placa, miró por sobre mi cabeza y dijo:

- ¡Ajá! ¡Esto está mejor de lo que pensaba! Voy a tomar otra...

¡Claro! ¡Qué problema se hace si los rayos me los trago yo! Y tomó otra, sin sacar la placa de mi boca, que a esa altura ya estaba perforando la parte interna inferior de mi boca.

Cuando tomó la segunda e hizo los correspondientes comentarios en voz alta sacó la placa babosa de mi boca y fue entonces que percibí que además de la placa y la baba había un cable que salía de la placa.

Con la rapidez mental que me caracteriza, saqué todas la conclusiones y dije:

- ¿Chiche nuevo?
- ¡Síiiiii.... estoy chocha!... Date vuelta... (me estaba invitando a mirar por detrás de mi cabeza).

Y entonces vi la última maravilla odontológica: la placa de rayos X conectada directamente a una notebook, con las imágenes en vivo... ¡Como si fuera la placa revelada, pero en la pantalla!
Como diría Inodoro... ¡Qué lo parió, Mendieta!

Ahora sí puedo decir que tengo una dentista full technology... estoy chocho.

Ah... la placa estaba revestida con una funda que estimo que era descartable. Así espero... si no, espero que al menos haya sido el primero en usarla... La próxima visita me voy a dar cuenta, cuando sienta que hay algo que no haya comido yo... ¡puaj!

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