domingo, 31 de mayo de 2009

¡Qué chucho, Manucho!

Parece que definitivamente llegó a Buenos Aires el frío… y para quedarse. Desde hace unos cuantos días las temperaturas son bastante bajas, sobre todo por la mañana cuando hay que salir de abajo de las “cobijas” e ir a trabajar.

Y frente a semejante evidencia sensorial, no nos queda más remedio que realizar el intercambio de guardarropa… entra verano, sale invierno (del ropero, claro). Se recomienda comenzar temprano porque te puede agarrar la noche haciendo las transferencias de bolsas, cajas, valijas, bauleras… etc., ya que salvo que seas un obsesivo enfermo, las cosas están por todos lados y no te acordás qué hay en cada envase. Hay que mover y abrir todo y entonces es cuando comenzás a encontrar objetos que no parecen encajar con ninguna parte del cuerpo humano y menos servir como ropa.

- “Che, vos pusiste este patefizador oleosónico a pedal entre medio de mis bufandas?”

- “Sí, no había lugar en otro lado… ¡Dejalo ahí!…”

- “¡De ninguna manera!… Poné esa porquería dónde debe ir o te la tiro a la basura…”

- “¡Qué vas a tirar vos si no comés huevo por no tirar la cáscara!”

¿Nunca les pasó algo similar en el frenesí organizador de cambio de temporada? ¿Nunca compraron nada que después no tienen idea de para qué siquiera consideraron la compra…?

Bueno, a mí sí. Y aunque no es lo ideal, ya que no debería haber comprado el inservible artículo, se puede vender y recuperar algo de lo pagado. Yo lo hago a través de uno de los sitios de compra-venta y subastas por internet. Hay varios de esos y algunos con larga trayectoria.

Les puedo asegurar que son efectivos. Uno no se imagina cómo puede existir un segundo ser humano (el primero es el propietario original del objeto en cuestión) que esté dispuesto a pagar por eso que a uno no le sirve ni para decorar la baulera…

Hace varios años que estoy registrado en uno de esos sitios de remate y he vendido de todo (uy… me salió el pretérito perfecto de nuevo): electrodomésticos, electrónicos, muebles, computadoras, accesorios informáticos, etc. Parece mentira, pero ¡la gente compra cualquier cosa!

¡Háganme caso! Saquen todas esas porquerías que sólo están juntando tierra por toda la casa y póngalas a la venta… con tiempo y paciencia aparecerá ese comprador que casi milagrosamente les dará dinero por llevarse eso que ustedes ya no usan… o lo que es peor, que nunca han usado.

Pero ojo, no se tienten y salgan a comprar cosas usadas porque entonces seguirán sin tener lugar para guardar las ojotas o los calzoncillos largos…

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