domingo, 10 de mayo de 2009

Falsos amigos

¡Qué feo debe ser tener un falso amigo! ¿No? Aunque peor debe ser tener un amigo falso… Piensen un poco, en español usamos el adjetivo adelante o detrás del sustantivo, pero según cómo se use este dúo de palabras el significado puede ser diferente. - ¡Ufa! ¿Otra entrada referida a la lingüística? - Sí, callate y seguí leyendo… En lingüística, los falsos amigos son, en apariencia, menos peligrosos que en la vida real… salvo que uno intente hablar un idioma extranjero haciendo uso de ellos sin ser conciente de la boludez que uno puede estar diciendo. Se denomina falso amigo a una palabra de otro idioma que se parece o es igual (en la escritura o en la pronunciación) a una palabra de nuestra lengua materna pero que tiene un significado diferente. La definición se aplica a cualquier idioma, pero voy a mencionar ejemplos clásicos de falsos amigos entre el español y el inglés. La lista tiene la palabra en inglés y luego el significado en español. Por último, la palabra en español que se parece, en caso de que sea necesario aclararla. Aquí van… ACTUAL – real EXIT – salida – éxito GROCERY – mercaderías – grosería ABSTRACT – resumen – abstracto ADEPT – experto – adepto APOLOGY – disculpa – apología ARM – brazo – arma BARK – ladrar – barco BIGOT – intolerante – bigote EMPRESS – emperatriz – empresa FABRIC – tela – fábrica LARGE – grande – largo LAVATORY – inodoro – lavatorio (¡No te confundas con esta! Sobre todo para lavarte la cara) MATE – compañero – yerba mate PAN – cacerola RED – rojo ROPE – soga – ropa (no es perro “al vesre”) SIN – pecado Cuando pienso en la habilidad de hablar idiomas extranjeros, siempre me viene a la mente una situación vivida en el trabajo hace unos cuantos años… En ese momento yo estaba intentando hacer de traductor oficial entre un danés que había venido a instalar unas máquinas nuevas y todo el resto de la planta que no entendía nada de inglés… ¡De danés ni hablar! Yo estaba en mi primer año de estudio serio de inglés por lo que tampoco era un ejemplo a imitar, pero dado que era el único que sabía algo, automáticamente era el más indicado para hacerlo. (En el país de los ciegos, el tuerto es rey). Mi principal responsabilidad era que la gente de Mantenimiento de la planta que estaba asistiendo al montador nórdico entendiera qué estaban haciendo o qué era necesario hacer para ayudar con la instalación. ¡Qué momento! Yo no sólo no sabía hablar inglés con fluidez sino que tenía (y tengo) unos conocimientos de mecánica que equivalen a lo que sabe Belén Franchese acerca la teoría de cuerdas o de la naturaleza de la fuerza nuclear débil presente en los núcleos de los átomos… Destornillador, tuerca y llave francesa eran mis únicos conocimientos de mecánica en esa época y encima no sabía decirlos en inglés… ¡qué patético! Tres a cuatro litros de líquido era lo que transpiraba por día tratando de entender al gringo hablando inglés con acento danés, revolviendo esos sonidos guturales en mi cerebro hasta que se transformaban en algo parecido a palabras en español para luego vomitarlos en algo parecido a “Dice que le saques el aparejo de la oreja o que si seguís haciendo fuerza para levantarlo, saques el pie de arriba de su dedo meñique porque no es de goma y no se estira, ¡boludo!” Y sí... uno hacía lo que podía y encima había que sortear la bestialidad de algunos colegas de trabajo. Lo bueno es que aprendí bastante, sobre todo a que salieran las palabras de mi boca, aunque fuera con un esfuerzo sobrehumano... Tengo otra anécdota de ese momento relacionada con otro colega y con la bestialidad, pero ahora no te la voy a contar. ¿Querés saber cómo sigue? Volvé a visitarme. .

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