miércoles, 29 de junio de 2011

La vaca, el caracol y la hormiga suicida

¿Hay algo más malo, perverso, arrastrado y baboso que Kretina?

No. No lo hay.

Pero hay algo que se le acerca. Y no hablo del caracol. Además, en este caso no está rodeado de bosta, sino que está en ella.

El Dicrocoelium dendriticum es un parásito que vive en los intestinos de las vacas (o las ovejas). Los huevos que pone para reproducirse terminan saliendo por la “parte sur” del cuadrúpedo herbívoro de referencia y eso hace que terminen en el suelo.

Hasta acá no dije nada que cualquier vaca no sepa. Tengan paciencia, ya viene lo más jugoso.

Justamente, el malvado parásito tiene como segundo huésped al arrastrado caracol. Prefiero no describir cómo llega al interior del caracol porque aún estoy haciendo la digestión de mi cena, pero ustedes se lo pueden imaginar. Ya sé que son bastante asquerositos.

Bien, aunque el parásito termina saliendo del interior del caracol a través de la baba del mismo eso no es lo más jugoso que les prometí más arriba.

Aquí aparecen las hormigas, que son lo suficientemente repugnantes como para chuparle la baba a un caracol. Según dicen es algo dulce y eso las atrae. Igual, no dejan de ser inmundas.

Pero, de puro chupa-babas que son, terminan mal.

Porque ahora, el parásito dentro de este tercer huésped, no va al intestino de la hormiga sino a su cerebro. Tampoco es muy atlético que digamos este parásito… ir del estómago o la boca de una hormiga hasta el cerebro no pueden ser más de dos pasos ¿no?

Bueno, aquí es donde la cosa se pone interesante, al menos para cualquiera que no tenga a esa criaturita dentro del cerebro, claro.

Porque el parásito toma el control de la hormiga y hace que cuando todas sus hermanas sanas vuelven al hormiguero porque termina la jornada de trabajo, la pobre hormiga infectada busque subir por la vegetación hasta la punta más alta de las hojas o ramitas y si se cae, vuelve a subir de manera de estar siempre en la punta más alta.

Así espera bien arriba y a la vista que amanezca, llegue una vaca hambrienta, se coma el pasto junto con la hormiga y el parásito regrese a la vaca completando así el ciclo de vida de su especie, en una horrenda y perversa reelección continua que comienza una y otra vez en medio de la mierda, se transmite por la baba y termina manipulando el cerebro de la clase trabajadora de la naturaleza.

¡Cualquier parecido con la realidad de nuestro país es pura coincidencia!

§

2 comentarios:

  1. Mi estimado Maurito, me veo en la penosa obligación de corregirte una falta de ortografía.
    Cretina va con "C". Mucho mensaje de texto, eh...

    Por otro lado, muy buena la lección de zoo-botánica aplicada a la política. Me queda una duda...

    ¿El pelandrún de Macri cuál de estos bichos infectos vendría siendo?
    El baboso? el mierdoso? El come bichos?

    Cuál, eh?

    Cuál?

    Saluditos...

    Comando KK

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  2. ¿Qué pasha comando KK? ¿eshtás nerviosho?
    La Cretina de mi post es una cretina K, o para abreviar: Kretina.
    Macri no entra en esta historia, está en otro ecosistema... ja ja...

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