sábado, 25 de julio de 2009

Lo que estoy leyendo

El que mucho abarca, poco aprieta, dice la sabiduría popular.

Me está sucediendo algo de eso: tengo demasiado para leer sobre la mesa de luz. Ya terminé con el tomo I del “Curso de Lingüística General” de Ferdinand de Saussure (algo así como el padre de la lingüística) y ahora estoy con el tomo II. En mis ratos libres y cuando tengo ganas sigo con mis estudios de lingüística con un par de libros más que también consulto.

También tengo junto a la cama “Los más terribles apodos” de Eduardo de Castro, algo un poco más superficial que el primero, con contenido del estilo de “huevo de Pascua”: redondo, negro y lleno de boludeces… o “caballito de mar”: se cree un potro y no es más que un pescado… o el apenas un poco más fuerte “alacrán”: se defiende con la cola…

Voy mechando, un poco de cultura rayando en la filosofía y un poco de humor y pasatiempo ligero. Disfruto de ambos extremos (en la lectura, digo).

Como si eso fuera poco, me regalaron este fin de semana uno de los últimos lanzamientos editoriales. Se trata en este caso de “¿Existe la suerte? Las trampas del azar” de Nassim Nicholas Taleb, del mismo autor de “El cisne negro” libro que no conozco pero parece que ha sido un éxito internacional.

El de la foto es el Sr. Taleb.

“… Este libro trata de la suerte o, para ser más precisos, de cómo percibimos la suerte en nuestras experiencias personales y profesionales…”

“… A lo largo de las páginas de este libro, lleno de anécdotas y de historias sorprendentes, Taleb hace desfilar a diferentes personajes que han conseguido comprender, cada uno a su manera, la importancia de la suerte: desde Solón, uno de los grandes sabios de la Antigüedad, y el héroe mitológico Ulises, hasta Karl Popper, filósofo del conocimiento, y el financiero George Soros…”

No es un libro de matemáticas ni siquiera uno de probabilidad desde el punto de vista matemático (aunque en algunos párrafos se mencionen estas disciplinas y sus teorías). Mas bien el autor se propone demostrar que en nuestra vida, comportamiento, acciones, y efectos de todos ellos hay bastante más azar del que estamos dispuestos normalmente a aceptar. Peor aún, la mayor parte de las veces logramos encontrar toda clase de explicaciones lógicas y causales a algo que ya nos sucedió, cuando en realidad, en opinión de Taleb, sólo fue un efecto del azar.

El libro tiene 348 páginas y voy por la 110, casi una tercera parte del mismo. El contenido es interesante, pero el autor es un poco complicado para escribir y bastante desordenado. Comienza con un tema y va cambiando el mismo y agregando otros en el espacio de menos de cinco líneas. Por lo tanto se hace un poco difícil de seguir sus relatos a menos que uno esté sumamente concentrado. Encima está continuamente mencionando que tal tema o asunto será ampliado más adelante en los capítulos posteriores. Como ya leí una tercera parte y hasta ahora no ha aclarado nada de lo que dejó pendiente, estoy perdiendo un poco las esperanzas de que  pueda entender completamente lo que escribió hasta esta altura del libro.

Promete ser más interesante en los restantes capítulos pero no puedo garantizar nada por el momento. Tendrán que esperar que lo termine de leer y les diga mi veredicto final.

Comencé a escribir esta entrada hace unos días atrás. Ahora debo agregar que ayer me topé con otro libro y ahora está también en mi mesa de luz, esperando en las “gateras”. Se trata de “Gödel para todos”, de Guillermo Martínez y Gustavo Piñeiro (ambos argentinos). El libro es una explicación de los usos y una demostración matemática del teorema de incompletitud de Gödel, teorema que es aplicado no sólo en matemáticas sino también en semiótica, psicoanálisis, filosofía y ciencias políticas.

Un delirio… ya lo sé. No sé si de todo esto saldrá algo útil, pero Alzheimer seguro que no voy a tener.

Una perlita que me acabo de enterar leyendo las referencias del autor. Guillermo Martínez no sólo es matemático sino que ha escrito varias obras literarias, entre ellas la novela Crímenes imperceptibles que fue traducida a 35 idiomas y que el cineasta Alex de la Iglesia transformó en la película Los crímenes de Oxford.

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