lunes, 15 de junio de 2009

La perfección del Sol

Cuando era chico fui varias veces a ver el Circo Tihanny, sin dudas el mejor que vi en mi infancia. Tenía lo mismo que cualquier otro circo, pero más, mejor y más caro por supuesto.

Bueno, había algo que no lo vi en ningún otro: tenía una fuente de aguas danzantes en el escenario y el espectáculo estaba planteado como si fuese un music-hall con bailarinas y plumas y bailes entre medio de los actos.

Siendo más grande, ya no un niño, vi el Circo de Moscú. Algo un poco diferente ya que las habilidades de los artistas respondían en gran medida a la obediencia al régimen político imperante es ese país. Parecido, o igual a lo que ocurre con los artistas y atletas chinos: “callate y seguí saltando…”

Pero definitivamente no he visto en mi vida algo tan asombroso como el Cirque du Soleil, compañía creada por Guy Laliberté, visionario y perfeccionista, sin dudas.

Miro cada emisión que encuentro por TV. En estos días el canal LifeStyleTV está pasando una serie con el detrás de cámaras del circo, además de filmaciones de los diferentes espectáculos que la compañía tiene de gira por todo el mundo (varios diferentes simultáneamente). Ha visitado dos veces nuestro país. Fui a verlos en la primera, cuando trajeron uno de los primeros espectáculos que salieron de gira por el mundo y que si no me equivoco ahora, tiene unos 20 años en cartel: Saltimbanco.

El concepto diferenciador del Cirque du Soleil es que fue concebido como un circo sin animales y de hecho no se ve en sus funciones ni tan sólo un perro, sino sólo humanos. Bueno, varias de las cosas que se ven hacen dudar de que sean humanos.

Lo que más admiro y me emociona cuando veo este circo es el sentido de la estética y la armonía que ponen en el diseño del mismo. Todo está sincronizado desde el comienzo y hasta el final sin solución de continuidad: la música, la iluminación y la coreografía que hacen de nexo entre los diferentes números de los artistas no tienen nada dejado al azar. La música está compuesta exclusiva e individualmente para cada espectáculo del Cirque y ¡es muy buena!

Un párrafo aparte merecen los números artísticos (¡como si fuera posible diferenciarlos fácilmente de espectáculo como un todo!) y sus protagonistas. Es admirable e indudablemente evidente el esfuerzo, la concentración y el trabajo que cada uno de ellos pone para cultivar y luego mostrar habilidades que por supuesto deben tener de base, pero que en espectáculo final lucen como demostración de la búsqueda de los límites humanos.

Como si fuera poco todo eso, las performances (¡uy… se está colando Moria en el blog!) están diseñadas para que luzcan sincronizadas con la música, la coreografía y el leit-motiv de todo el espectáculo. Aunque uno generalmente no pueda distinguir qué vino primero (si la idea, los artistas, la música, o el tema central) ya que el resultado final es una amalgama perfecta.

Las primera funciones del Cirque du Soleil en sus comienzos no muestran nada de lo que estoy diciendo, salvo que no había animales: carpa no muy grande, pista redonda, una cortina apenas decente como fondo y un conjunto de artistas mostrando sus habilidades.

Hoy en día el Cirque du Soleil es una corporación mundial con sede central en Canadá con un edificio que no tiene nada que envidiarle a ninguna empresa multinacional y que incluye oficinas, talleres y espacios de entrenamiento para los artistas. Además, por supuesto, varias espectáculos de gira por varios países.

Seguramente han llegado a eso reuniendo a artistas excelentes de todo el mundo y trabajando con ellos para producir espectáculos de excelencia internacional.

Pero de lo que no tengo dudas es que han logrado el éxito que hoy tienen gracias a la incesante búsqueda de la perfección…

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