martes, 17 de enero de 2012

La química maldita

- "Yo no como pollo porque le ponen hormonas", dijo una vieja.
- "Yo cultivo las verduras que como porque las que me venden están llenas de químicos", dijo otra.
- "Sobre gustos no hay nada escrito", dijo una tercera mientras se comía los mocos.

¿No están cansados de la gente que despotrica contra los "productos químicos" y la química en general? ¿O ustedes son de esos?
En cualquier caso, déjenme decirles que la química es una ciencia, y la maldad no está en ella sino en cómo se la usa. Y que hablar de "productos químicos" como algo artificial -que es creo yo lo que la mayoría quiere despreciar- es una falacia.
De hecho, todos nosotros somos una complejísima combinación de miles de productos químicos -todos naturales- y que todo lo que hacemos es gracias a reacciones químicas: respirar, movernos, comer, ver, oler y pensar entre otros cientos de cosas que hacemos casi sin darnos cuenta.

Es cierto que, además de eso, estamos rodeados de muchos miles de productos químicos artificiales que no son sintetizados por la naturaleza. Es imposible negarlo.
Pero ¿quién se atreve a vivir sin ellos?
Si alguien quisiera hacerlo no tiene muchas opciones y permítanme sugerir la única manera posible:

1. Despídase de su familia, si es que no los va a llevar con usted.

2. Sáquese toda la ropa, incluyendo el calzado. No hay ninguna prenda que hoy sea natural o que sus componentes naturales no hayan pasado por algún "despreciable" proceso químico. No, los zapatos de cuero tampoco son de cuero natural sin procesar.

3. Tome la llave de la puerta, salga de su casa y tire la lave. No le va a servir a donde va y tampoco está fabricada con productos naturales. El metal no es puro, se fabrica para que sirva a los propósitos de una llave.

4. Comentario al margen: recuerde que está "en bolas", es decir "al natural", como a usted le gusta, así que es probable que lo/la miren más que de costumbre. No se moleste en responder, son todos hijos de la "maldita tecnología química" y seguramente arderán en un alto horno.

5. Camine mucho, mucho, mucho, hasta que no vea rastros de civilización. Haga un esfuerzo y agradezca a la industria del asfalto (¡qué asco! ¡qué anti-natural que suena!) por las calles y rutas que le permitieron hacer los primeros cientos de kilómetros sin pisar tierra y lastimarse los pies.

6. Identifique algún sitio natural que le sirva de protección contra los "elementos naturales" (agua, viento, sol, clima, etc.). Puede ser una cueva, un árbol y no se me ocurren muchas opciones más.

7. Comience a pensar cómo va a sobrevivir. Tendrá que cazar, pero no podrá usar cuchillos ni objetos filosos metálicos. Son obra de una básica pero concupiscente industria metalúrgica que usó las reacciones químicas desde tiempos inmemoriales para hacerle la vida más fácil a la humanidad. Busque piedras y constrúyase algo que considere conveniente y útil.
Trate de que el primer animal que cace sea del tamaño apropiado para usar el cuero para un par de zapatos. Los va a necesitar.

8. Ya es tarde para decirlo en el punto número ocho, pero sospecho que estará tratando de pasarse de vivo/a, así que lo digo con todas las letras: ¡No puede tener un teléfono celular con usted! ¡Está completamente construido con "sustancias químicas"!

Bien, no hace falta que siga dando muchas indicaciones más. Creo que con esas ya se entiende la idea.
Entonces, si todavía maltrata a la química como si fuera la peor de las suegras, hágale un favor a la humanidad y siga las instrucciones de arriba.

Si no, por favor, ¡DÉJESE DE HABLAR BOLUDECES Y FALTARLE EL RESPETO A LA CIENCIA!
¡Usted no habría nacido sin ella y no podría sobrevivir ni cinco minutos sin sus "productos"!
¡Haga algo más útil, como por ejemplo, hablar mal de los pingüinos!

Y para terminar, y no dejar de reconocer que toda regla tiene su excepción, ¡en este universo la única química maldita es Margaret Tatcher!


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