domingo, 30 de enero de 2011

Los siete versos

El monje benedictino friulano Pablo el Diácono escribió una vez allá por el siglo VIII un poema que comienza diciendo:

Para que tus siervos puedan exaltar a plenos pulmones las maravillas de tus milagros, disuelve los pecados de labios impuros, San Juan…

U originalmente, en latín:

Ut queant laxis
Resonare fibris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Ioannes

Un poco más tarde, el monje Guido de Arezzo (992-1050), preocupado por crear una regla mnemotécnica para sus alumnos de canto, adoptó la sílaba inicial de cada verso para darle nombre a las notas musicales.

Veámoslo nuevamente:

Ut queant laxis
Resonare fibris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Ioannes

UT cambió luego por el nombre actual DO, y el nombre de la séptima nota (que inicialmente no se usaba porque se consideraba la nota del diablo) se formó con las iniciales de las palabras San Juan.

§

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