domingo, 24 de enero de 2010

Avatar (3D)


Deslumbrante.
Asombrosa.
Emocionante.
Sensacional.
Una obra maestra del diseño gráfico.
Una joya del cine en tres dimensiones.

Es el primer largometraje que veo en 3D, y quedé impactado ¡desde el comienzo!. No, ¡desde antes del comienzo!, ya desde la presentación… El placer auditivo de escuchar la fanfarria de presentación de la 20th Century-Fox se completa aquí con verla en tres dimensiones. ¡Im-per-di-ble!

La película despliega adrenalina desde el primer minuto, pone “toda la carne en el asador” desde el inicio y no  permite acostumbrarse de a poco. Hay que hacerlo desde la primera escena.

La historia principal es sencilla. En esto no hay nada muy creativo. La historia secundaria, la del porqué o para qué y la del cómo del “avatar” es original, al menos para mí.
La verdad es que en una película como esta, la historia suele quedar en un segundo plano. Si la quieren para filosofar, tienen poco material. Si en cambio se dejan envolver por la tecnología 3D quedarán atrapados en un mundo de fantasía, mucha, mucha, mucha, mucha, muchísima, más que muchísima fantasía, pero de una coherencia tan abrumadora que en algún momento les surgirá la pregunta de si alguien puede dudar que algo así exista en algún lugar.

La magia de la tecnología del cine se ha apoderado en esta película de una obra de arte de la creación gráfica: plantas, animales, seres extraterrestres y todo un mundo que vive –o trata de vivir- en armonía con todas sus partes. Los artistas que han ideado, creado y dibujado ese mundo sin duda se merecen un Oscar, así como los que lo han plasmado en el asombroso producto final.

Hay por supuesto historias y escenas más sentimentales que tecnológicas o fantasiosas. Y también está el mensaje que la película quiere transmitir. Es muy claro, tanto como la postura que tienen los personajes que están del lado de los “malos”. En la vida real, por supuesto, uno no puede estar en ambos bandos. Tiene que elegir. Yo me quedo con los “malos”, no porque esté de acuerdo en todo con ellos, sino porque sería incapaz de vivir en un mundo rodeado de toda clase de bichos y en donde si me viera “obligado” a matar a alguno, luego le tendría que pedir perdón y desearle la vida eterna. (hago una pausa aquí para poner una pastilla Fuyi porque los mosquitos me están devorando, ¡malditos chupasangres!).

Pero que quede claro… en las dos horas y media que más o menos dura la película… sufrí como María Magdalena por las desgracias que padecían los “buenos”, y me alegré cuando los “malos” perdieron. Porque cuando voy al cine, todo desaparece a mi alrededor y soy uno más de los personajes, que no habla, pero que participa.

A quienes les gusta la ciencia ficción y/o la fantasía no necesito decirles nada más. Al resto, sí. Hagan un esfuerzo mental, vayan a verla y llenen su alma de arte, ecología y esperanza. Y ¿por qué no?… de buen cine.

Bien, creo que ya dije bastante. Prueben ustedes entonces.

Ah… por si alguien le interesa mi opinión… la película me gustó…
Como dijo China Zorrilla… “¡QUÉ DUDA TE CABE!” de que me gustó?????

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