domingo, 11 de marzo de 2012

Las aventuras de Virginia


A no confundirse, eh. Una cosa es la ciencia ficción y otra la fantasía.
John Carter tiene ambas, en gran cantidad y muy bien combinadas. Esta película tiene un trabajo enorme de creación de personajes, criaturas, objetos, situaciones e historias. Y todo eso plasmado de manera impecable en el guión y la escenografía (incluyendo como siempre digo, la fotografía y el diseño digital de lo que no existe y hay que hacer que parezca que es real).

La primera situación fantasiosa es la base del argumento: un capitán un poco rebelde del ejército confederado de EEUU (allá por los años mil ochocientos y tantos), llamado John Carter, termina en el planeta Marte. Y no cuento más de la historia por respeto al público que no la vio aún.

Déjenme contarles, sin embargo, que la película les va a encantar a los amantes de este género. Está muy bien hecha, tiene acción y aventura de principio a fin, no tiene un solo segundo aburrido. Altamente recomendable para público de cualquier edad.
También tiene buena música, aunque no llegue a sobresalir.

Y definitivamente tiene humor, o al menos situaciones bastante graciosas.
Por ejemplo, un "perro marciano" con seis patas, mezcla de sapo y correcaminos. Muy feo, pero adorable.
O la extraordinaria "Virginia"... que en una escena casi idéntica a un circo romano, estando en la arena como la víctima del día de las fieras marcianas deba aguantarse que toda la tribuna le grite en la cara: "¡Virginia! ¡Virginia!", cuando en realidad se llama ¡John Carter!... (la escena es dramática, pero el cine entero larga la carcajada).

Y no es para menos. Es como si al Kun Agüero, mientras corre en la cancha le gritaran ¡Ethelvina! ¡Ethelvina!... un bochorno.

§

No hay comentarios:

Publicar un comentario