viernes, 24 de febrero de 2012

Excalibur(la)

Cuesta digerir esta nueva obra del dúo Cibrián-Mahler.
Excalibur es un musical, pero menos musical que otros. Es lo que en tiempos de Mozart se llamaba "singspiel", algo así como una mezcla de teatro y ópera.
Y aquí es donde creo que comenzaron los problemas para los autores de Excalibur.
La parte "ópera", aún cuando tenga más el estilo de un musical moderno, es aceptable. La música no es sobresaliente, pero tampoco puedo decir que sea mala. Me parece que no es protagonista en esta obra, no encontré ninguna melodía que me haya quedado sonando en los oídos como con obras anteriores de los mismos compositores. Es más, definitivamente creo que nadie va a recordar Excalibur por la música.
Por otro lado, la parte "teatro" deja bastante que desear, por no decir que es una bosta, que quedaría feo.
Los diálogos son paupérrimos. El texto que recitan los personajes no llega a cubrir la currícula básica de un jardín de infantes... repetición de palabras, gestos, ausencia de sinónimos... ni hablar de una rima o una metáfora para realzar la calidad del argumento... nada.

El personaje principal, el mago Merlín, interpretado por Juan Rodó, parece el idiota del pueblo. Tiene menos vocabulario que un Teletubi... ¡y hace más ruiditos que ellos! ¡Sólo le faltó decir Ooooaaaa! A ver si se entiende: reemplaza palabras por gestos y ruidos... como si uno de nosotros estuviera buscando un baño en medio de una plaza de Estambul, sin hablar el idioma y a punto de hacerse encima... patético.
Para peor, hicieron a este personaje gracioso, en medio de una obra dramática (al menos así suena la música que el mismo personaje canta cuando deja la demostración magistral de onomatopeyas).
No sé qué quisieron hacer con esa combinación, pero no les salió. Produce vergüenza ajena.

Pasemos al vestuario. No, a las duchas, no... digo, pasemos a comentar el vestuario de los personajes.
Bueno, la verdad, sería preferible no decir nada al respecto. Salvo la ropa que visten algunos de los protagonistas, el resto es un mamarracho. Aún cuando uno ponga la voluntad de pretender estar mirando un "Picasso", por lo descontracturado o "espontáneo", no hay defensa posible: es feo, por no decir una cagada, que también quedaría feo.

Iluminación y escenografía, buenas. Se nota bastante el aprovechamiento de la tecnología.

Ya que estoy, un comentario sobre el Teatro Astral. La platea tiene menos declive que una mesa de billar profesional y encima las butacas están totalmente alineadas perpendicularmente al escenario, es decir, una cabeza queda extacamente detrás de la otra. Conclusión: el único que ve bien es el que está sentado en la primera fila. ¿No se les ocurrió alternar las butacas entre una fila y otra?

Bueno, tendría que terminar con las críticas en este momento, pero tengo dos cosas más para mencionar: el abuso del humo dentro de la sala para resaltar la iluminación y la ubicación del jabón y las toallas de papel del baño de hombres: infernal el embotellamiento de viejos tratándo de lavarse y secarse las manos... cuando conseguías un poco de jabón tenías que enfrentar la horda de varones en sentido contrario tratando de llegar a las toallas de papel y si dejabas pasar a alguien para que consiguiera su toalla, luego tenías que comenzar de nuevo la odisea de llegar al tacho de basura a tirar el bollo de papel que habías terminado de usar. No entiendo cómo no ha muerto gente en ese baño tratando de lavarse las manos...

Y para terminar... una buena. Lo destacable en este espectáculo son las voces. Realmente cantan muy bien, son profesionales en eso.

En fin, si no se entendió el mensaje lo digo explícitamente: no gasten plata para ver esto.
Pepito: sacate los anillos, agarrá un Faber-Castell número 2, encerrate 3-4 meses y escribite algo que valga la pena si querés que te vaya a ver de nuevo.

§

No hay comentarios:

Publicar un comentario